Cómplices
necesarios
“Si
en un determinado estado o grupo se pierde el acuerdo sobre un tipo
de legitimidad, se produce una situación revolucionaria. El poder no
cuenta con aprobación y se desmorona; los que lo ejercen no tienen
otra alternativa que el uso de la coacción para obtener la
obediencia.” Bruno Campanella (1943- ), director de orquesta
italiano.
La amenaza constituyente indica que llegó la hora de decidir si luchar, marcharse o ser cómplices necesarios.
Usurpando
la potestad del pueblo como depositario del poder originario, el
presidente Maduro buscó a sus cómplices necesarias, las rectoras
del CNE para que diligentemente se pusieran en acción.
Ni
corta ni perezosa, la rectora presidenta tardo apenas un par de horas
para anunciarle al país que ellas, las cuatro, iniciaban el proceso
para una Asamblea Nacional Constituyente. Ninguna de las cuatro es
objetiva, ninguna tienen la condición de independiente, todas fueron
fichas del MVR, del PSUV, funcionarias del gobierno
chavista-madurista. Constitucionalmente están descalificadas para
ser rectoras. Y su conducta como tales a lo largo de estos años lo
ha demostrado.
Como
por ejemplo, su actuación ante la solicitud de referendo revocatorio
en 2016. Casi 8 meses revisando y rechazando firmas, inventando
procedimientos aparatosos y condiciones casi imposibles, cohabitando
con el ejecutivo y el TSJ hasta que encontraron el arma judicial para
bloquear definitivamente el revocatorio pedido por millones de
ciudadanos y eliminar así el peligro cierto de que el país revocara
a Maduro.
Con el acelerador a fondo, Tibisay informa en cadena que los aspirantes para ser constituyentistas ya se pueden inscribir en la página del CNE , que deben presentar sus recaudos en menos de 10 días y que ya el CNE está en reuniones para determinar otros “detallitos”. Las firmas de apoyo que deben recoger los candidatos no requieren de la presencia de los apoyantes para comprobar que son los verdaderos titulares de su cédula, tampoco tienen que poner huellas digitales en planillas diseñadas para que a duras penas quepan, no se tienen que preocupar porque les devuelvan las planillas porque un solo firmante se equivocó o porque aparece mal escrito el nombre o porque la dirección es la de su casa y no la del municipio donde vota.
Con el acelerador a fondo, Tibisay informa en cadena que los aspirantes para ser constituyentistas ya se pueden inscribir en la página del CNE , que deben presentar sus recaudos en menos de 10 días y que ya el CNE está en reuniones para determinar otros “detallitos”. Las firmas de apoyo que deben recoger los candidatos no requieren de la presencia de los apoyantes para comprobar que son los verdaderos titulares de su cédula, tampoco tienen que poner huellas digitales en planillas diseñadas para que a duras penas quepan, no se tienen que preocupar porque les devuelvan las planillas porque un solo firmante se equivocó o porque aparece mal escrito el nombre o porque la dirección es la de su casa y no la del municipio donde vota.
En
la petición de revocatorio devolvieron miles de planillas, anularon
cientos de miles de firmas y el CNE se dio un plazo de 90 días para
revisarlas. Mientras que para la constituyente será facilito: 3% de
las firmas del municipio o del sector que represente el aspirante a
candidato (que hasta el momento no sabe el CNE como va a determinar y
cuantificar esa sectorización), la planilla llevará sólo nombre,
firma y número de cédula. Nada de huellas ni rollos de firmas
planas. El CNE ha dicho que las revisará aleatoriamente en ¡5 días!
O sea, en 5 días va a revisar planillas de más de 500 candidatos.
Aún así, con gran cinismo, la rectora Socorro Hernández afirma
ante el país que en el CNE atienden con la misma velocidad las
peticiones del gobierno y de la oposición.
Según
los cálculos, la elección e instalación de la asamblea
constituyente comunal del gobierno debe ser para el mes de julio. Lo
cual quiere decir que le quedan menos de 60 días a la República
Bolivariana de Venezuela, a la actual Asamblea Nacional
mayoritariamente opositora porque así lo votó el pueblo, a la
Fiscal Luisa Ortega Díaz, que aunque tarde, por fin asumió su deber
de investigar con justicia; al resto de las instituciones, incluso la
militar, que no deben estar muy preocupadas mientras sigan
arrodilladas al amo, llámese Maduro o Castro.
Porque
señores, una Asamblea Constituyente se hace para refundar una
república con una nueva partida de nacimiento, que es su
constitución. Una constituyente originaria puede cambiar hasta el
nombre del país, como lo hizo la del 99, puede eliminar o agregar
poderes, como lo hizo la del 99, puede cambiar el ordenamiento
territorial, como lo hizo la del 99. Si quiere puede cambiar el
idioma, la religión, los conceptos de derechos humanos y libertades
como la de expresión, de tránsito o de educación. La razón
alegada por Maduro para sustituir a la “mejor constitución del
mundo” es porque quiere agregar las misiones y “puntualizar”
algunos conceptos que garanticen el “poder para el pueblo”. Ah,
también por la paz, claro.
Todo
ello es materia de una propuesta de reforma y no de hacer una nueva
constitución. Así que no analizaremos el contenido de estos
alegatos porque son harto estúpidos y el pueblo no lo es. Aquí todo
el mundo está clarito que Maduro va a matar la constitución orgullo
de Hugo Chávez porque: 1) su único objetivo es que no lo saquen de
Miraflores y si para eso tiene que echarse al pico la constitución
de Chávez, pagará ese costo. 2) una nueva constitución sacará de
su camino a esta molesta Asamblea Nacional opositora. 3) con la
excusa del poder comunal anulará gobiernos regionales y municipales,
sustituyéndolos por sus designados. 4) dejará sin asideros
democráticos a los ciudadanos que ahora protestan y exigen,
amparados por la letra de la constitución. 5) hará un país con
gobierno cívico militar, con amplios poderes de disposición de los
recursos y propiedades públicas y privadas. Ya está casi listo el
texto que le está preparando Escarrá, el vivo.
No
hay una sola buena intención en esta convocatoria constituyente. Es
la vía de escape que el grupo enquistado en el poder encontró para
hacer frente a las masivas protestas que exigen la salida inmediata
del régimen, y dar así el zarpazo final a lo que queda de la
democracia venezolana. La comunidad internacional cada vez está más
alarmada ante la grave crisis humanitaria y la feroz represión.
El
uso abusivo de fuerza y armas contra civiles, la impunidad de
colectivo armados que “defienden” al régimen, la anarquía
institucional, los 62 muertos, más de 2.000 heridos y más de 3.000
detenidos en dos meses de protesta, son los hechos que confirman la
absoluta necesidad de una salida. Ya las grietas en el oficialismo
comienzan a aflorar: el temor a persecusiones judiciales y escraches
por todo el mundo hacen reflexionar a algunos que se dicen chavistas
pero no maduristas. La premura por esta constituyente también
pretende quitar tiempo a más deslindes y más protestas.
Es
el momento de activar todos los mecanismos de participación:
protestar, informar, colaborar con los frentes en primera línea de
esta guerra que ha declarado el régimen a los demócratas
venezolanos. No hacer nada es ser cómplices necesarios. Es el
momento de decidir. O quedarse y luchar activamente, o irse del país
y dejárselo a los dictadores, como hicieron los cubanos. Tenemos
apenas días para actuar. El precio de no hacerlo se pagará en
libertad.
Charito Rojas @charitorojas
Charitorojas2010@hotmail.com
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